martes, 15 de julio de 2008

¿Monumento olvidado?

Cuando el redoble del tambor entra en la vida de un procesionista nunca dejará de acompañar sus pasos, y en este continuo caminar su implicación no se detiene cuando el último trono entra en Santa María cada Semana Santa, ni cuando deja el traje queda colgado en una percha a la espera que el calendario marque las procesiones del año siguiente.
Esta dedicación continua es uno de los principales motores de nuestros desfiles, Cofradías y Agrupaciones, por ese mismo impulso de cuidar aquello que queremos y valoramos, resulta "chocante" que el monumento al procesionista esté en las condiciones que actualmente se encuentra. Independientemente de opiniones personales sobre los cambios del proyecto inicial y otras transformaciones que ha sufrido, debería mantenerse un mantenimiento continuo todo el año para que no llegara a mostrar la imagen que actualmente tiene, tal y como muestra la foto hecha hace tan sólo unos días.

Somos procesionistas todo el año, y el monumento a la dedicación y esfuerzo que tantas y tantas personas han realizado y realizan por nuestra Semana Santa bien merece más cuidados por parte del ayuntamiento.